… y el séptimo día domingo, comió paella
Los
alimentos aparte de proporcionarnos los
elementos nutricios necesarios para asegurar nuestra existencia han tenido siempre un cierto sentido simbólico,
en función de cuando se ingieren, en que momento y donde.
En España y para señalarlo de una manera muy
somera, hay fuentes históricas donde nacimientos, bodas, aniversarios, fiestas
patronales, fallecimientos, fin de la recolección tienen su menú especial…Una
planta que se produce en lugares húmedos y típico de nuestras zonas
mediterráneas que se llama como su
producto arroz, ha sido siempre signo de abundancia y bienestar. En los
enlaces matrimoniales se rocía a los
contrayentes con granos de arroz. En Venezuela
la locución “como arroz”, significa
vivir espléndidamente.
En los últimos cincuenta
años, en España se ha
producido un auténtico cataclismo en las formas de vida, en las costumbres que tenidas como fijas y tradicionales han
variado ostensiblemente o han desaparecido.
La mujer en su función única de ama de casa era aparte de la
multitud de obligaciones que conllevaba el cargo, la cocinera oficial de la familia, cosa que felizmente ha cambiado,
en parte obligado por la irrupción de la mujer en el campo laboral y en parte
por una progresiva
concienciación del hombre de la necesidad de un reparto de las tareas de la casa, incluyendo la cocina.
Una forma muy tradicional que tiene esta moderna familia española de
celebrar una fiesta de celebrar un acontecimiento o el simple hecho de estar
juntos y comer, es hacer un menú extraordinario, en ese menú en más de un 70% de los casos estará presidido por una paella.
La paella, que es un
guiso con arroz además
es una preparación que admite todo; mariscos
variados, pescado que se suele servir a parte, carne, aves, vegetales…, por esos en muchísimos hogares españoles paella es sinónimo de fiesta y fiesta es
sinónimo paella.
Pienso que la famosa cita
bíblica debería cambiar “…y al séptimo día domingo comió paella” sería un mejor reflejo de la realidad.
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