Voces y voceríos
La
cuarta acepción de la palabra voz en el
D.R.A.E “Grito, con la voz esforzada y levantada.
Vengo
de haber cenado en un típico
restaurante de una cadena muy popular de cocina italiana en Madrid, y vengo asustado de lo que he
presenciado y sobre todo he tenido que escuchar. Que nadie piense que se ha tratado
de una exposición de una moderna escuela
existencialista, o un comentario sobre la política económica europea, ¡¡¡ no,
no era eso!!! Se trataba de los gritos desfondados de los ocupantes de
varias mesas, que pretenden celebrar el
cumpleaños de alguno de sus componentes.
Se
ve claramente en estos grupos la necesidad que tienen muchas de estas personas de llamar la atención a los demás
compañeros y ¡¡¡ destacar, destacar y
destacar!!! Cuando las voces altas y desordenadas se confunden, termina aquello en un vocerío. Los demás deben pensar
según estos ególatras aunque con una
autoestima bastante débil, ellos son los más amigos, los más simpáticos, los
más graciosos…pero claro como lo único
que tienen para llamar la atención a los demás, es el elevar su voz hasta el paroxismo, si no lo
consiguen terminan yéndose.
Otra
forma de llamar la atención muy en conexión
con esto, es reírse a todo volumen, aunque
con esto creo que no engañan a nadie ¿y
porque? Porque la risa nunca puede ser un grito falso tipo hiena, intentado
demostrar una alegría que de verdad no se siente. La risa es un movimiento de la boca y otras partes del rostro que
demuestra alegría autentica, hay la
diferencia.
Las voces siguen subiendo, esta parte del
restaurante en la que por desgracia
estoy, ya hay un auténtico pandemónium
las voces, los gritos y las palmas forman un auténtico tormento para los
oídos.
Acelero, termino de comer
atropelladamente, pago y me voy. Salgo
a la calle y aunque estoy en el centro de Madrid, me parece oír en silencio de
un jardín conventual.
¡¡¡ Vaya
cenita!!! ¡¡¡Cuantos por lo menos podían educar su voz y cantar!!!
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