Airén la primera cepa de España
Es
la primera cepa de España y también
del mundo en cantidad, a pesar de
los escasos rendimientos de sus elaboraciones.
La
blanca Airén ocupa el 30% del viñedo español y tiene su
origen en Valdepeñas y la Mancha, de
donde procede también la mayoría de su producción, casi dos tercios de toda la
uva de nuestro país. Su cultivo predomina en toda su estructura varietal, sobre todo en Ciudad Real y Toledo y algo menos en Albacete y Cuenca. También puede encontrarse en menor cantidad en
la zona sur de Montilla-Morales.
El
porte de la cepa es muy rastrero. La hoja de tamaño mediano con forma
pentagonal muestra una coloración verde amarillenta en su haz así como cierta
vellosidad en el envés. El racimo suelto
de tamaño grande se presenta de dos
formas: Cilíndrica y Cónica larga. Su
baya es esférica y de color amarillo. Uva
de brotación y madurez tardía, su nivel alcohólico se sitúa entre los 13º y 14º.
La cepa se adapta perfectamente al clima árido
y duro manchego, asentada en suelos calcáreos que se elevan a los 700 m de altitud. Ofrece una gran
resistencia a la sequía y a las enfermedades. Sus yemas ciegas son muy fértiles,
por lo que soporta podas muy cortas con producciones muy aceptables.
Hoy
se obtienen en torno a los 4,5-6 kg
por cepa y con las nuevas técnicas de vinificación ha sido posible crear unos
vinos francos, con nervio y de bastante cuerpo. Los mejores presentan un aroma
fresco a rosas, con un sabor armonioso y fino que no deja falsos sabores al final de la boca.
La Airén ha intervenido tradicionalmente en la
elaboración de los tintos manchegos en
compañía de la Cencibel (Tempranillo), aunque
los vinos que se obtienen de esta manera son en su mayoría de calidad media baja: ligeros, con un
color granate anaranjado, pero poco aromáticos. La misma combinación, con menor proporción de uvas tintas, se repite en los
clásicos claretes de Valdepeñas, poco ácidos, francos y neutros de gusto.
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