Madrid, ciudad callada
Una
ciudad como Madrid es un asentamiento de población con atribuciones políticas,
administrativas, económicas y religiosas, a diferencia de los núcleos rurales
que carecen de ellas, total o parcialmente.
Esto tiene su reflejo material en la presencia de edificios específicos y su
configuración urbanística, es una realidad física, tangible. Pero también es,
inequívocamente una construcción social; es el proyecto de una sociedad, de un
lugar y de un momento determinado, con su ideología, su cultura, su ética y sus
valores, sus relaciones sociales en interdependencia con una economía siempre
compleja y sensible.
Madrid,
es un espacio urbano con alta densidad de población, en la que predomina el
comercio, la industria y los servicios. Se diferencian de otras entidades
urbanas cercanas por diversos criterios, entre los que se incluyen población,
densidad poblacional o estatuto legal, aunque su distinción varía con otros
países.
No
hay que señalar que es el ruido infernal de la circulación rodada, la
contaminación elevadísima de sus calles el ir y venir presuroso, y vocinglero
de sus gentes, la tasa que tienen que pagar los madrileños y foráneos por la
capitalidad española...
Pero
desde hace unas semanas, la ciudad ha
perdido sus ruidosísimas señas de identidad. Todo está cerrado o casi, la poca
gente que circula por sus calles va cabizbaja y cejijunta, como ida, cubren sus
rostros con mascarillas parecen que no quieren ser reconocidos por nadie, es
como si un enemigo invisible hubiera puesto cerco a la villa para hacerse con
ella y sus habitantes...,¿Qué ha pasado, para que Madrid haya perdido su ruido
ensordecedor y sus alegría?
Un
microscópico ser vivo, un virus, el Coronavirus-Covid 19 ha invadido nuestro
país y lo ha llenado de desolación y
muerte, haciendo que la ciudad alegre y confiada, pierda su carácter
festivo de siempre y se convierta por mor de unas más que discutibles medidas
confinatorias profilácticas que han vaciado sus calles casi totalmente, de
cualquier tipo de actividad humana, para tratar de parar así, el avance
inexorable del Covid. El cual no hubiera llegado a tanto (carga vírica), si en
el momento en que se conoció su existencia, se hubieran tomado las medidas adecuadas,
pero...
¡¡¡
QUE SAN ISIDRO Y NUESTROS OTROS PATRONOS, NOS DEVUELVAN A TODOS LOS ESPAÑOLES Y
FORANEOS, LA ALEGRIA DE VIVIR!!!
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