¡Dios, que buen pueblo! ¡Si ovviesse buen señor!
A
finales del siglo X, Pere Abat, trovador soriano, encabezaba de esta manera el
verso 20 de su famosa obra “El Cantar del Mío Cid”, en homenaje a todos
aquellos que olvidándose de sí mismos, se entregan a salvar la vida de los que
están ahí a punto de perderla, a pesar del nefasto Alfonso VI.
No
podía venir más a cuento esta cita, en relación con la terrible desgracia que
hoy azota a nuestro país, CORONAVIRUS/COVID 19. La reacción popular y de todos
los estamentos implicados en la lucha contra la enfermedad (personal
sanitarios, fuerzas del ejército policía, bomberos, transporte para
abastecimiento de ciudades paradas...), ha sido mayoritariamente magnifica y emocionante,
lo mismo que la desorganización y descontrol subsiguiente, lo que ha acentuado aún
más la virulencia del proceso.
La
organización sanitaria pública española, ha ido desde hace años perdiendo
musculo, frente a entidades médicas privadas a las cuales se les ha ido derivando
enfermos que se amontonaban en interminables listas de espera, con lo que se
pretendía hacer ver a los usuarios, los beneficios de lo privado, con lo que se
han ido a este sector enormes sumas de dinero público, para pagar estas
derivaciones. Los recortes presupuestarios, impuestos por Bruselas en los
últimos años, también han influido en el deterioro de la Sanidad pública
(amortización plazas por jubilación, aparataje anticuado...) dejándola en precario
totalmente.
Otra
metástasis del cáncer que aqueja a la Sanidad pública, es una serie de personas,
nombradas para puestos fundamentales para gestionar y prevenir emergencias, por
su s afinidades políticas con el poder partidista de turno y no por sus
conocimientos de gestión de grandes unidades y emergencias sanitarias, eso se está
viendo claramente con el problema del CORONAVIRUS.
La
gestión de esta catástrofe del COVID-19, ha sido y es un ejemplo de lo que no se debe hacer. Carencia de todo tipo de
medios tanto para el personal sanitario (autodefensa y aparataje...) como para
los enfermos infectados. Todo el mundo (gobierno y autonomías) mandando
absurdeces y solo gracias a un esfuerzo casi sobrehumano del personal médico-sanitario
y otros colectivos implicados, que sin alta dirección y de manera ejemplar,
parece que poco a poco van doblegando al virus.
En
el capítulo de la información, solo cabe hablar de bulos, noticias falsas en
enormes cantidades para despistar a la gente...
¡¡¡DIOS,
QUE BUEN PUEBLO!!! ¡¡¡SI OVVIESSE BUEN SEÑOR!!!
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