Poeta “divino” y espía


Francisco de Aldana, Nápoles 1537, Alcazarquivir 1578. Poeta (seguidor de Boscan, Garcilaso, Herrera...), también militar. Incluido por sus contemporáneos en la selecta nómina de “los  divinos”. Junto a Diego de Torres, fue encargado de explorar el territorio marroquí, disfrazado de mercader judío, labor que realizó en apenas dos meses, ayudado por su conocimiento de lenguas, no tuvo problemas para desarrollar esta difícil misión. Escribió, “Sonetos liricos amatorios a lo sensual” y “Epístola a Cosme de Médicis”...

“¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
en la lucha de amor juntos, trabados
con lenguas, brazos, pies y encadenados
cual vid que entre el jazmín se va enredand0,

y que el vital aliento ambos tomando
en nuestros labios, de chupar cansados,
en medio a tanto bien somos forzados
llorar y suspirar de cuando en cuando?”

                                          



                                                  “Amor, mi Filis bella, que allá dentro
nuestras almas juntó, quiere en su fragua
los cuerpos ajuntar también, tan fuerte

que, no pudiendo, como esponja el agua,
pasar del alma al dulce amado centro,
llora el velo mortal  su avara suerte.”

Soneto a modo de dialogo entre dos amantes que hablan sobre la imposibilidad de alcanzar una plena fusión (sexual) por la vía de la unión de los cuerpos. Según el esquema la voz de discípula es Filis y Damón, hace de maestro. La sensualidad con que se aborda el aspecto físico de la pasión resulta, por lo demás, insólita en el registro poético de la lirica amorosa.

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