Original y castizo
Así
se define, en su nueva vida de restaurante el histórico y madrileñísimo CAFÉ
COMERCIAL, lugar por donde han pasado prácticamente todos los españoles y foráneos,
que desde finales del siglo XIX han representado algo en la historia de Madrid
y de España.
Sufrió
un cierre por problemas económicos, reabriendo hace algún tiempo como
café-restaurante con gran éxito de crítica y público, ya que junto con una
recuperación esplendida del antiguo local y de su ambiente, han puesto en
funcionamiento un lugar para comer estupendamente.
Lo
he visitado en numerosas ocasiones y he observado un progreso lento pero sin
pausa en todos los aspectos, digno de tenerse en cuenta. Parece que ya pisan
con mucha más fuerza que al principio.
Estuvimos
comiendo tres personas con motivo del cumpleaños de mi hija. Lleno total arriba
y bajo. El servicio rápido, eficiente y cordial, por fin sonríen.
Minuta:
unas extraordinarias patatas bravas, perfectamente en su punto de picante
equilibrado con eneldo y romero. Jamón ibérico de bellota, muy mal cortado,
cosa que resta sabor a un magnifico producto. Pollo picantón es su jugo,
excelente. Lonchitas de atún rojo, vuelta y vuelta, una delicia, todos los
aromas y sabores del atún en el plato. Una perfecta y bien cocinada en su
punto, pluma ibérica. Lo que es para mí, la estrella del restaurante, las
croquetas de jamón y de camarones, una masa perfectamente trabajada, notándose
el excelente jamón y los camarones, maravillosamente fritas y rebozadas. Todo
regado con un agradable rosado D.O Madrid “La mosquita muerta”.
Los
postres no empalagosos, una tarta cremosa de queso (deliciosa) y una torrija
artesana, excelente plena de aromas, todo acompañado de un discreto Pacharán.
Precios normales en este tipo de
locales, destacando la calidad y el respeto en cocina a los productos
empleados. En resumen una comida de cumpleaños súper agradable, en un local que
se ve, lucha por colocarse en los primeros lugares de la restauración madrileña.
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