“La figura de Pérez Galdós”
Se
ha especulado mucho sobre la personalidad del autor de “Fortunata y Jacinta”.
Como todo escritor genial, ha concitado admiraciones incondicionales y también
criticas acerbas. Se ha hablado de su proverbial misoginia, de quien se mantuvo
soltero toda su vida (paréntesis, su aventura con Emilia Pardo Bazán) y no dejó
en muy buen lugar en sus obras a la institución matrimonial; de su proverbial
celo en salvaguardar su intimidad; de su declarado anticlericalismo del que dan
fe algunas caricaturas de sus personajes clericales.
De
las clases sociales, defiende la mesocracia (forma de gobierno de la clase
media o burguesía) al ser esta clase social el centro de su atención literaria;
de su estilo desaliñado y aparentemente “poco literario” que le valiera el ser
motejado por Valle Inclán de escritor agarbanzado; de ser un escritor proverbialmente
preocupado por el didactismo y moralización de sus obras. Y, en realidad, todos
estos tópicos que envuelven su biografía literaria, ha hecho de él una
personalidad muy atrayente para lectores, yo diría casi única, para un inmenso
número de lectores, que le reconocen como uno de los más importantes escritores
en lengua castellana de todos los tiempos.
Se
conservan numerosas fotografías y retratos de Pérez Galdós en las diversas etapas de su vida y con una gran memoria para
recordar acontecimientos vividos por él. Su gran memoria retentiva, le va a
servir para recordar y rememorar personajes populares madrileños, que conoce de
manera aleatoria, en sus paseos
interminables por Madrid, que le impactan y le enamoran, sirviéndole como base
para la creación de sus personajes, su mundo
galdosiano.
La
originalidad sin límites de su novelística, está en esto, que los personajes de
ficción están vivos, están copiados fielmente del natural por la mano mágica de
D. Benito que los introduce, en un Madrid a su medida, donde los hace nacer,
sufrir, amar, envejecer y morir, siendo sus novelas actas notariales de sus
vidas. Fortunata y Jacinta, Misericordia, El Doctor Centeno, El Caballero
Audaz, Ángel Guerra, La Fontana de Oro (su primera novela), El Amigo Manso,
Doña Perfecta y tantas y tantas producciones excelsas que colocan a Galdós en
la reducidísima pléyade de novelistas universales (Cervantes, Balzac, Tolstoi,
Dickens...)
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