Una nueva Religión
Resuenan
estos días, una serie de palabras repetidas en todos los medios publicitarios “BLACK
FRIDAY, CIBER MONDAY, VENTA PARTICULAR”...son palabras que oídas, por alguien que
viniera de otra galaxia, tendría la firme convicción de que se trata de una
extraña letanía y de unos santos complicadísimos de una nueva religión que se
va imponiendo con fuerza en el mundo.
Pues,
en cierto sentido tienen razón. Ahora mismo, la palabra fetiche es CONSUMIR A
BAJO PRECIO (descuentos puntuales). Si ya de por sí, la idea de consumir ha
estado muy acentuada siempre, ahora e importado de países anglosajones, han
venido a completar el panorama de incitaciones al consumo, estas fechas con
nombres tan rimbombantes 8LACK FRIDAY, CIBER MONDAY...con cierto parecido a una
letanía laica, a la que me he referido ya más arriba.
Muchos fragmentos de población, consideran que la felicidad en
este mundo, consiste en tener, tener, tener... a toda costa. El ser persona es
ya moda vintage, no se lleva conjugar el verbo SER. Así nos va. Una sociedad, donde prevalecen los
valores materiales, postureo y demás formas de llamar la atención frente a los
valores, emociones y derechos humanos, que hoy parecen no decir nada a la
gente, está condenada más tarde o más pronto a su autodestrucción.
Este derroche de compras, absolutamente enloquecido deja en
mantillas a lo que ha sucedido siempre en la famosa NOCHE DE REYES (por lo
menos, suele tener el plus de la SORPRESA) La gente, en días anteriores como si
se acercara el fin del mundo y hubiera que hacer acopio, iba por las calles de Madrid
llena de bolsas de grandes almacenes casi hasta las orejas, (¿cosas
necesarias?).
Estas compras multitudinarias, ¿son todas necesarias?, ¿es
necesario, duplicar a triplicar la existencia de determinados objetos, en
nuestras casas, con el señuelo, de que están baratos?.
Racionalicemos las cosas, pudiendo no hay que carecer, (pero
tampoco tirar los recursos propios que nunca son muchos). Podemos vivir perfectamente,
con mucho menos de lo que poseemos. No acumulemos (Síndrome de Diógenes),
porque al final, tanta cosa, no nos puede acompañar “al último viaje”.
DISFRUTAR DE LO QUE SE TIENE, ES UNA DE LAS LLAVES DE LA
FELICIDAD PERSONAL.
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