Historia de dos pintoras (...y 2)


...La biografía inicial de LAVINIA FONTANA entronca con el perfil de la mayor parte de la de las mujeres artistas de la época.

Era hija de Prospero Fontana (1512-1597), pintor de prestigio en Bolonia, con quien se formó y colaboró rodeada del círculo de humanistas del entorno paterno. Las favorables condiciones de la ciudad explican el papel destacado de las mujeres en la vida cultural, religiosa, social y artística. LAVINIA amparada por el prestigio de la dama ANGUISSOLA, fue la primera mujer en abrir un taller propio, en el que desarrolló una notable actividad que se extendería a Florencia y Roma, ciudad a donde se trasladó en la etapa final.

 A diferencia de ANGUISOLA, la producción de FONTANA es amplia y variada. Realizó numerosos retratos y pinturas religiosas para iglesias y oratorios privados, pero también se ocupó de asuntos mitológicos, género en el que el desnudo tenía un inusitado protagonismo.

La exposición se divide en ocho secciones y comienza presentando los autorretratos de las dos pintoras y la tela de LAVINIA Minerva desnuda (Bolonia, Collezione Pavirani), una obra de sugestivos simbolismos que rompe con uno de los tabúes de la pintura “de mujeres”: la representación  del desnudo.

Poner en relación las figuras de SOFONISBA y LAVINIA es un lugar común en la bibliografía sobre mujeres artistas. Ambas  alcanzaron fama y reconocimiento en el siglo XVI gracias a la práctica de la pintura, aunque sus contextos sociales y sus intereses fueron claramente distintos.

La primera referencia a SOFONISBA en relación con LAVINIA está documentada en 1578, en una carta del dominico español Alfonso Chacón dirigida a la artista boloñesa.

El Museo del Prado, no posee entre sus fondos, ninguna obra original de LAVINIA FONTANA. De SOFONISBA ANGUISSOLA, tiene en sus colecciones, cuatro obras firmadas y una más de su hermana LUCIA. Los años que la primera pasó en España al servicio de las reinas ISABEL DE VALOIS  y ANA DE AUSTRIA explica la existencia de los retratos de ambas y el de Felipe II. En cambio, el de Giovanni Battista Caselli, es una adquisición reciente, que corresponde a la producción  temprana de la pintora.





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