Diciembre y las ilusiones
El
último mes del año, parece estar puesto ahí, para poderlo usar como vagón de
cola, en el tren de la vida y nos sirva siempre como última oportunidad para
continuar el viaje con comodidad, al habernos desprendido de malas prácticas y
vicios. Es el mes de las buenas obras, pensar en los demás y tener ilusiones,
aunque no se cumplan, como pasa casi siempre. Algún día, pienso se cumplirán si
se tiene la fuerza de voluntad necesaria, para esperar y tener confianza en el
destino, que está por llegar.
Si
se define la ilusión, como una esperanza sin fundamento real, ¿Qué mejor
ejemplo, que el Sorteo de Navidad?. La Lotería Nacional, es un juego de azar
controlado por el Estado, que ingresa en hacienda los importes de la venta de papeletas
del mismo (décimos) y detrae el valor de los
premios, el resultado es siempre
ganancia para la hacienda pública.
Los
españoles, han pensado en este Sorteo de Navidad, como en una tabla de
salvación, que ponía a su disposición el destino, a fin de año, para solucionar
todos sus muchos y variados problemas económicos. Pero repito al final a quien
toca es al Erario público. Lo importante, es tener salud y el dinero. Ya nos lo
traerá dinero, el primer sorteo del año, el del Niño.
Los
Reyes Magos, o Santa Klaus son los encargados de materializar esas pequeñas
ilusiones, que todos los seres humanos tenemos (todos tenemos, aunque nos
cueste reconocerlos, espíritu de niños y queremos sorpresas agradables). Si,
empezando por los niños. Esperan que estos míticos seres, se porten bien con ellos, ya que han obedecido y realizado
todas las tareas y deberes, que la vida les encomienda a tan temprana edad
(personales, filiales, formativas...). Los mayores también mantienen la
ilusión, de que estos míticos seres, también se van a acordar de ellos.
Es
importante, para vivir un diciembre pleno que durante todo el año pensemos que
hay personas que carecen de todo, incluso del derecho a ilusionarse,
colaboremos en la medida de nuestras posibilidades, pocas o muchas, a devolver
a este sector desfavorecido el derecho a ilusionarse, ese sí que es un derecho
humano, aunque no esté no figure en la Declaración Universal.
¡¡¡HAGAMOS
DE ESTA MANERA, QUE EL DICIEMBRE ILUSIONANTE, SEA SIEMPRE!!!
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