Mayores si, tontos no


La Historia, como maestra de la vida, nos enseña muchas cosas que van evolucionando con el tiempo. Por ejemplo, del uso y el papel  que han tenido los ancianos (Personas con muchos años de vida, por lo cual cargados de vivencias y experiencias, son o deberían ser, auténticos ejemplos para los demás), en las distintas sociedades. Posición social que han ocupado, consideración por parte de los miembros más jóvenes de la comunidad...

En la actualidad, una anécdota sobre la manera de tratar a los mayores, por una sociedad que los arrumba, es significativa sobre este asunto. Iba yo (mayor, bastante mayor) hace unos meses, acompañando a mi hija (joven y de buen ver) a los servicios de Urgencia de un gran hospital madrileña,  porque tenía un proceso alérgico llamativo. En la puerta del servicio, nos recibe un celador que inquisitivamente me ordena me tumbe en la camilla (acompañante), mientras que a mi hija (supuesta enferma), le pregunta sobre mis patologías inexistentes en aquel momento.

La equivocación del sanitario fue mayúscula y total, aunque es reflejo de una forma de juzgar, a los mayores por una parte de la sociedad, que se vale de  estereotipos, para valorar a sus convecinos, con sus equivocaciones consiguientes.

Los mayores en la sociedad actual, tienen que estar la mayoría enfermos (están jubilados, cobran pensión, e impiden la cobremos nosotros) no entienden nada de lo que se les dice, son una remora en sus familias, ¿Por qué? Porque son viejos (no mayores) y lo viejo es inservible.

Grandes obras han proporcionado a la Humanidad, personalidades como Einstein, Verdi, Shakespeare... con una buena carga de años a sus espaldas.

Hay una costumbre nefasta, en nuestro país, de que en cualquier trámite o gestión, que realice un mayor acompañado, dirigirse al acompañante, pensado que el mayor no va a contestar, o hablarle a grandes voces, estará sordo seguramente.

Las personas mayores, salvo excepciones, son personas con achaques, por la edad, pero con sus facultades físicas e intelectivas, en bastante buena condición, dispuestos siempre a cumplir con sus deberes que les corresponde en la sociedad actual. Por eso, el respeto que se les debe no es un favor que se les hace, sino un derecho que tienen, como integrantes de la sociedad.





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