Una extraordinaria exposición del Prado: “El Bosco” (1)

En este 2016 se cumple el V centenario de la muerte en la ciudad de ´s-Hertogenbosch (Bois-le-Duc), en la que había nacido,  una ciudad al norte del ducado de Bramante, en la actual Holanda, del extraordinario y enigmático pintor JHERONIMUS VAN AKEN. El pintor vinculó su fama a la ciudad de su nacimiento al firmar sus obras como JHERONIMUS BOSCH, conocido en España  como “El Bosco”, motivo por el cual la Pinacoteca madrileña, ha organizado esta magna Exposición.

“El Bosco” alcanzó fama ya en vida gracias a la gran originalidad de su estilo. Tras su muerte, y durante todo el siglo XVI, numerosos coleccionistas trataron de hacerse con sus obras, al tiempo que discípulos y seguidores las copiaron, imitaron y aún falsificaron, al incluir en ellas la firma del artista.

Desde fines del siglo XIX, y sobre todo a partir del siglo XX, “El Bosco” y su obra han experimentado una revalorización creciente, incrementada aún más si cabe de por la reivindicación de su figura que hizo el surrealismo, y sus pinturas, y en particular “El Jardín de las Delicias” que custodia el Museo del Prado, se han convertido en verdaderos iconos del arte occidental.


La inmensa capacidad de invención del artista queda patente en la renovación que experimenta en sus manos la técnica pictórica, con su personal tratamiento de la superficie, que se suman a la que muestran sus contenidos, en ocasiones difíciles, o casi imposibles de descifrar, al haberse perdido muchas de las claves que formaban parte del acervo cultural en tiempos de “El Bosco”. Al mismo tiempo las nuevas técnicas de análisis pictórico, particularmente la reflectografia infrarroja y la radiografía, han permitido conocer mejor su forma de trabajar, fruto de un elaborado proceso creativo. De todas las pinturas de “El Bosco”, ninguna experimentó una transformación mayor desde sus inicios como El Jardín de las Delicias, como se puede comprobar, con la consiguiente sorpresa, en esta Exposición, en la que junto al tríptico original se muestra su dibujo subyacente, revelado gracias a la reflectografia, así como su radiografía.



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