Grandes regiones vinícolas españolas: RIBERA DEL DUERO (1)


A orillas del Duero se extiende la franja de territorio donde crecen la D.O. Ribera del Duero, sobre unos terrenos con muy buenas aptitudes para el cultivo de la vid. Los suelos de aluvión, bien drenados y muy bajos en materia orgánica, están situados en las zonas intermedias de las laderas que bajan al cauce del río. El clima es continental y muy duro, con grandes oscilaciones térmicas, pocas lluvias y unas nieblas fluviales muy características.
La historia de los vinos de la  Ribera del Duero nace de manera simultánea al cultivo de la vid en Castilla. Parece que fueron los monjes de Cluny los que introdujeron la viticultura en la zona. En el siglo XIII el viñedo había alcanzado tanta importancia que sus límites sobrepasaban en mucho los actuales. La construcción de bodegas subterráneas se convirtió en una actividad habitual, que sembró el paisaje de  chimeneas y respiraderos, muchos de los cuales han sobrevivido al paso del tiempo. En el siglo XVI numerosos municipios vivían, única y exclusivamente del comercio del vino, y Aranda de Duero ejercía de capital vinícola. El empuje experimentado por los vinos  de La Rioja, Aragón y Madrid fue causa, entre otras, del declive de los vinos de la Ribera, que en el siglo XVIII entraron en una larga crisis.
El descubrimiento der las excelentes posibilidades de la cuenca del Duero para la elaboración de tintos de Crianza ha sido relativamente reciente, apenas iniciada la década de los ochenta. Hasta entonces la zona era famosa por los claretes. Los únicos tintos que se bebían eran los de Peñafiel. El descubrimiento de los altos valores polifenólicos fue un determinante fundamental para relanzar la zona, unos vinos de alta calidad que han elevado a la Ribera a las más altas cotas de prestigio nacional e internacional.


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