Ya empiezo a oler el mar


La monotonía, es una parte importante en el devenir de la vida de los humanos. Los días y las noches van pasando como si una maquina se encargara de ello. Es el sustrato sobre el que se basa la existencia.

A pesar de los esfuerzos de todo tipo que hacemos los seres racionales, para romper esa monotonía, no demasiadas veces lo conseguimos con efectividad. La ciudad se ha masificado y agrandado hasta límites increíbles, haciendo de sus habitantes como hormigas que se debaten a diario en el difícil combate de la supervivencia diaria.

Horarios para cumplir, las mismas o parecidas personas a las que ver y tratar, los mismos trabajos que realizar y así como una cadena sin fin de actos reflejos que completan la monotonía sin fin de la vida diaria.

 Comienza a brillar el sol con más fuerza, a pesar de verlo siempre en un cielo parcelado por los miles de ventanas de los edificios ciudadanos. El aumento de su luz, nos hace concebir la esperanza de que algo natural, muy natural va a hacer que se rompa para bien, la monotonía diaria. Las vacaciones se acercan.

Llegaran las vacaciones, me podre ir de esta enervante ciudad a buscar unos horizontes más abiertos, más puros y menos parcelados. Huelo que el mar me está esperando, necesito verlo y descansar mis ojos cansados en su inmensidad tremendamente viva. Necesito para desintoxicarme del veneno de la ciudad, meter mi espíritu en una profunda visión del mar y recuperar un poco la tranquilidad y la paz perdida para poder afrontar con alguna garantía el tiempo que me pueda quedar de vida.

El atardecer en una playa no demasiado concurrida, la luz cenital va dorando el horizonte, la arena es como una superficie de pepitas áureas, alfombra de un soñado salón ideal. El cielo se enciende y revienta con un chorro de brillantes colores que sirve de asiento al astro-rey, que con todo su esplendor se dirige a disfrutar del descanso nocturno después de calentar el mundo con su energía...despierto algo mareado de mis ensoñaciones producidas por el atardecer que incitan mi pensamiento.




¡¡¡NECESITO VACACIONES, MI MENTE Y YO, ESTA OLIENDO EL MAR, QUE NO TARDEN!!!

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