He pecado, aunque poco
Dicen
que los seres humanos, somos los únicos de la escala zoológica que tropezamos
dos veces y más en la misma piedra y no aprendemos casi nunca.
He
visitado en numerosas ocasiones, EL RESTAURANTE CAFÉ COMERCIAL, y siempre llegando a la misma
conclusión: local precioso, buenísima cocina, servicio muy irregular y ruido
absolutamente infernal (incluida una música enervante, puesta a todo lo que da),
debido a que la barra ruidosísima y el comedor forman prácticamente un todo sin
solución de continuidad, impidiendo a los comensales una comida tranquila y
reposada.
Anoche
me metí en el referido establecimiento a cenar a pesar de que a raíz de mi última y ruidosísimo estancia, prometí no volver, reconozco que me
deje llevar por la GULA, pequé, no cumplí mi promesa y lo pague.
El
ruido en el interior, repito infernal, no ha cambiado. Si se va acompañado,
olvídese de comentar algo con la compañía, no le van a oír, por cerca que
estén, ¡¡¡una pena!!!.
Ayer,
me toco el servicio ágil. Tuve suerte, rapidez, profesionalidad y simpatía, fue
el marchamo de las personas que nos atendieron. ¡¡¡No todo va a ser malo,
siempre!!!.
Empezamos
con un excelente jamón ibérico de bellota muy bien cortado, cosa rora, una
delicia para degustar. Seguimos, con una ración mixta de sus extraordinarias
croquetas (jamón y camarones), de las mejores que se pueden comer hoy en Madrid.
Terminamos, con salmón noruego marinado con cítricos (excelente de sabor y
tratamiento). El postre, fue un helado de violeta y un sorbete de mandarina y
cava (buena textura y fenomenal sabor). Regado con un muy agradable rosado (DO
Madrid) “Mosquita muerta”. Precios normales.
No
se disfruta tan buena comida, con tanto ruido. Mientras siga así no pienso
reincidir, es insoportable.
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