Pasear por Madrid, en agosto

 


Hace muchos años, comenzó en Italia, a conocerse el mes de agosto, como el “ferragosto”, o sea el mes en que se paralizaban las ciudades por el cese prácticamente total de todas las actividades ciudadanas debido a las altas temperaturas reinantes, lo que obligaba al cierre casi total de todo y la gente para huir del calor, se iba de vacaciones a sitios más agradables, dejando indemne a la ciudad.

Esto esta ya en España, está sucediendo, en una rara conjunción de hechos climáticos y reivindicaciones sociales, podríamos pensar y con acierto, que el mes ocho del año es el mes cero en las ciudades. No hay nada ni nadie, la vida ha desaparecido, casi por completo.

Antonio Mingote, inolvidable escritor, dibujante, humorista y notario de una época cercana, en su espléndida obra UN HOMBRE SOLO refleja magníficamente esta situación de cómo alguien diría, de soledad acompañada, que aflige al ser humano, que se queda solo en la gran urbe y no encuentra nada para cubrir sus necesidades más perentorias.

Las noches agosteñas en Madrid, dan miedo. Vas andando y solo se oye el ruido de tus pisadas y en tu cabeza, el ruido acelerado de tus latidos cardiacos. Estas solo, completamente solo, eres tú y la negrura de la noche.

Quieres tomarte un café, una cerveza, un bocadillo… inútil, todo esta cerrado y si por casualidad encuentras algo abierto, puedes encontrarte si con lo que buscas, a un precio astronómico, consecuencia de la eliminación por causas climáticas de la competencia. Zonas con abundante número de farmacias, todas estas cerradas. Encontrar una simple aspirina, se convierte a veces en una autentica aventura.

Ante esta situación verdaderamente desoladora en verano, todo el mundo se quiere ir a donde sea, o fuera de la ciudad o a su casa, no quiere caer en los tentáculos del monstruo de la soledad, que ronda por doquier en este “agosto cerrado”.

Se hace imprescindible una regulación de las vacaciones y cierres de los establecimientos, durante los meses caniculares. Una ciudad, como Madrid, no puede quedar desabastecida de muchos servicios fundamentales, para su correcto funcionamiento y funcionalidad.

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