Nuestro rincón confortable

 

Desde que el ser humano se vio en la obligación de vivir con otros, bien juntos en un mismo espacio o separados, se vio en la necesidad de buscar un rincón en su sitio habitacional, donde se encontrara plenamente a gusto, donde se sintiera tranquilo y relajado, alejado de las acechanzas de los demás congéneres cohabitantes con él, en el mismo lugar.

Eso se ha mantenido así siempre, es una manera muy sutil de evitar problemas de convivencia. A esto las distintas escuelas psicológicas, le han dado un nombre, RINCON DE CONFORT o RINCON CONFORTABLE, muy importante para que el individuo mantenga su estabilidad en todas sus facetas y pueda recuperar un equilibrio.

El ser humano, es un animal social, en esa sociabilidad con los demás esta la fuente de su desarrollo como persona, en todos los aspectos. Para que este sea uniforme y enriquecedor como tal, tiene que haber, en el tiempo, periodos personales de soledad (entendamos soledad deseada no patológica). La soledad deseada, es un proceso personal de ensimismamiento, por el cual el individuo, necesita hacer un autoexamen de su yo interior, para tratar de saber en cada momento su estado anímico y posibles fallos, lo que va a incidir en una mejora en su vida de relación. Busca para ello, un lugar en la casa que le de paz tranquilidad y sosiego, le haga sentirse bien en todos los aspectos, por eso lo han llamado el RINCON DE CONFORT. Es como volver al útero materno, cada vez que nos sentamos en nuestro RINCON, nos sentimos como si fuéramos otra vez niños.

Una fuente de graves problemas de relación, es cuando alguien, pretende arrebatar dicho rincón a su dueño de siempre, las tensiones pueden llegar a grados inimaginables de fuerza, es como pelear por el cariño de una madre, como para algunos es el ya mentado RINCON.

Muchas personas hay encuentran motivación, ideas, certezas, negaciones… sobre los sucesos que diariamente suceden y nos afectan, personalmente. Los enamorados de su RINCON, son absolutamente enemigos de obras, que puedan modificar la estructura de su nido-útero tan querido y le obliguen a dejarlo, aunque solo sea por unos días.