Señor, líbranos de los manitas domésticos


Hoy día, las viviendas cuentan con un equipamiento variado de todo tipo, que facilitan sobremanera la vida de sus ocupantes. Como la inventiva humana, tiene una capacidad casi infinita de crear cosas que hagan a los humanos la existencia más fácil y cómoda, la técnica plasma inmediatamente los proyectos en brillantes realidades, que irán a hacer total o casi total la felicidad de sus poseedores, porque nunca se está satisfecho del todo, siempre se espera algo nuevo para completar el arsenal doméstico, siempre incompleto.
Las averías en un piso habitacional, son muy frecuentes y complejas y cuando ocurren dejan a quienes las sufren en una especie de rollo público, se enteran todos de que las tienen. Unos y otros les tienen lástima, porque algo les impiden usar a plena satisfacción toda la brillante parafernalia casera. Tienen que buscar “un técnico en la materia de la avería” (no siempre se suelen encontrar, son “rara avis” y en algunos casos, con un cachet, “propio de ingeniero de La Nasa”).
Ante esa situación casi desesperada, los dueños de la casa terminan viendo la necesidad ineludible del desembolso económico a pagar para resolver la avería doméstica. Pero en ese mismo momento, comienzan a surgir voces críticas, tanto en el grupo familiar como amistoso de los atribulados propietarios del piso averiado, ¿vas a pagar una barbaridad por eso, que no es nada,  hasta yo soy capaz de arreglarlo? dice el que más grita (ha surgido un ejemplar, de la peligrosa especie MANITAS DOMESTICO) Esta generosa y en principio desinteresada proposición, es acompañada de un coro de entusiastas voces, poniendo por las nubes, las maravillosas cualidades para arreglar todo de la persona discrepante, en llamar al que de verdad sabe, el técnico, por fin el perjudicado accede y permite el arreglo al MANITAS DOMESTICO.
De cada cien casos de este tipo de averías, diez (con generosidad), podrá arreglar el MANITAS DOMESTICO, en muchísimos casos, con los consiguientes desperfectos colaterales (pérdida de tiempo, arreglo de destrozos producidos (sin querer, eso sí) en zonas contiguas a la avería por falta de pericia del terrible MANITAS...
Sobre esto, recuerdo un viejo refrán español...ZAPATERO A TUS ZAPATOS, y que gran verdad es, se ahorra tiempo, dinero y se promociona el TRABAJO, por desgracia hoy tan escaso.
¡¡¡SEÑOR, APARTA DE NUESTRO CAMINO A LOS MANITAS DOMÉSTICOS, SON PELIGROSISIMOS!!!





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