Otra política sanitaria, es posible

 


La historia de las luchas de los trabajadores, para conseguir sus derechos sanitarios a las minorías cualificadas ha sido y sigue siendo constante, feroz y sin cuartel, evitando o tratado de evitar su venta a los submarinos que se introducen continuamente en el sistema para dinamitarlo desde dentro y poder hacerse así con los despojos consiguientes.

La masa trabajadora (patronos y trabajadores) del país, ha contribuido con las aportaciones detraídas a sus sueldos, a la creación en su beneficio, de un impresionante sistema sanitario de Seguridad Social, despertando la codicia de multin


acionales  del ramo, que se han visto favorecidas en sus planes, por el vaciamiento sistemático y riguroso de medios, personas y trabajos (derivas caprichosas de consultas, pruebas diagnósticas, operaciones quirúrgicas) en función de una supuesta falta de capacidad operativa de los medios sanitarios públicos, señalada más arriba.

Los centros estatales, cada vez con más necesidades se ha visto en su contenido constantemente empobrecido. Recortes generalizados en los presupuestos de funcionamiento de los centros. No renovación material técnico, inestabilidad en las plantillas de los centros de trabajo, flexibilización brutal de las mismas (precariedad, paro, paro y paro en el sector). En cambio, el sector sanitario privado, recibe enormes cantidades de dinero como pagos de la derivación de servicios sanitarios que podían a ver sido hechos en instituciones públicas, (capacidad, no les falta) dinero que lógicamente se ha detraído de los fondos presupuestarios de este apartado, dejando desvestido al otro santo.  


Es como la crónica de una muerte anunciada, la asfixia de la pública es un hecho incontrovertible (falta de soporte económico, plantillas incompletas, cansadas y envejecidas, derivaciones de enfermos a centros privados innecesarias, falta de adquisiciones de material última tecnología…). Esto hace, que la entrada de capital privado (multinacionales del sector) en la administración de los centros se haga “indispensable”.



Ya sentados en los comités de dirección de los distintos centros, ya buscaran métodos para hacerse con la gestión total de los hospitales (privatización) con el aplauso de las autoridades sanitarias oficiales en aras a una supuesta mejora de su financiación. Sigue de esta sencilla manera el esquilme del patrimonio sanitario público.

OTRA POLITICA SANITARIA ES POSIBLE, no dejando cometer por todos los medios posibles, los errores de toda índole que aquí trato de explicar que se cometen en la actualidad.

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