Por fin, parece que está llegando el invierno
A pesar de la auténtica
climatología cambiante, enloquecida que estamos sufriendo los habitantes de “La
Villa y Corte”, la existencia del “Veranillo de San Miguel o del membrillo”, el
cambio horario, la atenuación de la luz solar, los montones de hojas caídas de
los árboles muy poéticas, pero también en muchos casos, motivos más que
suficientes para resbalar y romperse huesos personal de todas la edades y
condiciones, el invierno la estación del recogimiento, del ensimismamiento no
termina de llegar.
En mi inveterada costumbre de observar las actitudes de mis
vecinos que casi siempre demuestran un estado de ánimo, un desasosiego
anunciador de cambios. Me doy cuenta de
que la gente anda más deprisa, no se entretienen como antes por la calle,
quieren llegar pronto a su destino, presienten el frio que no les gusta.
Las calles están menos acogedoras, las ráfagas de viento
racheado que soplan intermitentemente, nos hacen respirar la contaminación que
a todos nos envuelve y nos pone con un nerviosismo latente, muy a flor de piel,
perfecto caldo de cultivo, para magnificar pequeños incidentes.
El vestuario de la gente, se va haciendo cada vez más copioso.
Abrigos (guateados, de piel de todo tipo de animales), capaces de abrigar
confortablemente a su dueño, en un presunto viaje a las tierras árticas, botas
de semejantes características térmicas, guantes, bufandas de todo tipo...son la
característica del vestir de nuestros convecinos. ¿No será demasiado, Madrid
nunca ha sido Groenlandia?, pero cada uno es cada uno.
También existen, los que yo llamo “FRIOLEROS DE CALENDARIO”,
que comienzan a tener frio a partir de la segunda quincena de Septiembre (lo
marca el calendario, además en los centros públicos y laborales ya han puesto
la calefacción y se abrigan, a pesar de que la temperatura ambiente siga siendo
cálidamente otoñal...), las contratas son las contratas.
El invierno llegara, ya está en puertas, recibámoslo con
alegría y disfrutémoslo con paz y moderación. Paseemos con tranquilidad por la
ciudad. La veremos distinta, cambiada ofreciéndonos otras facetas vitales, del acontecer
humano de nuestros vecinos e incluso de nosotros mismos.
¡¡¡BIENVENIDA, LA ESTACIÓN FRIA, EL INVIERNO!!!
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