El Crepúsculo
Del
latín crepusculum, es la claridad que comienza a vislumbrarse desde el inicio
del amanecer hasta la salida del Sol y desde que éste se pone hasta que cae la
noche. En el primer caso, se habla de crepúsculo matutino, alba o aurora, mientras
que, en el segundo, se trata de un crepúsculo vespertino.
Es
una palabra polisémica (distintos significados). En el lenguaje cotidiano, se
utiliza el término para hacer referencia a aquella fase declinante que anticipa
el final de algo, o sea es un anuncio anticipado de la decadencia El organismo
humano, tiene como factor de importancia para su desarrollo y funciones, la
intensidad de la luz solar en la cual está sumergido, realiza sus distintos
trabajos y cuando la luz languidece, se hace crepuscular, el ser humano va
haciendo su actividad más lenta, hasta necesitar descansar para reponer fuerzas, dando paso a la noche.
Uno
de los espectáculos más mágicos, que nos puede ofrecer la naturaleza es la
contemplación del inicio y desarrollo del crepúsculo vespertino veraniego, en
los campos cerealistas de nuestras tierras castellanas, después de la
recolección. Imaginemos la escena, nos encontramos con el telón de fondo de un
cielo azul purísimo, los campos de cereal refulgen como de oro, iluminados por
los rayos de un Sol, que va buscando esconderse, después de haber estado
iluminado una jornada más de nuestra vida todo lo realizado por nosotros.
El
Sol y su luz, camino del ocaso, se van haciendo crepusculares, van a
desaparecer por el horizonte y nos dejan el regalo de sus rayos que han
convertido en oro los campos de labor.
Siempre
los crepúsculos tanto matutinos como vespertinos, nos llenaran el alma de la
ilusión de que tenemos una jornada completa para llenarla de las acciones
dimanantes de nuestros buenos deseos
matutinos y los vespertinos serán como un canto de alabanza y satisfacción a la
obra bien hecha y de esperanza, porque nos vemos con fuerzas para terminar las
cosas pendientes.
Pensemos
que los crepúsculos son como el principio y fin de las cosas (matutino y
vespertino) y es como un gran poeta español decía. “YO NO TENGO AÑOS, TENGO
CREPUSCULOS VIVIDOS”.
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