La muerte no es el final

noviembre 04, 2019

En los primeros días de Noviembre, se conmemora la festividad católica de los fieles Difuntos, coincidiendo con un periodo de tiempo antes y después dedicado a recordar a los que nos acompañaron y desaparecieron físicamente de nuestro lado. Incluso Halloween y las representaciones de “Don Juan Tenorio”, se juntan en el tiempo para hacer más tenebrosos esos días, recordando la idea de la muerte física y que aquí, no nos vamos a quedar.

Freud, definió la vida humana, como el camino entre “Eros y Thanatos”, entre el Amor y la Muerte, o desaparición del mundo. Debemos pensar que en las culturas occidentales, hay un atávico temor a la muerte, nos asusta enormemente el más alla, ¿Qué habrá allí?, no lo sabemos y nos inquieta. Piensa en el hoy, que mañana Dios dirá (providencialismo).

La muerte debe considerarse y no se considera, como una parte del proceso vital, del camino freudiano de Eros a Thanatos y las vicisitudes del camino, nos cansan y tenemos que descansar al final, nos los merecemos, de ahí el uso continuo, en las liturgias, de todas las confesiones religiosas, referentes a la muerte de la palabra REQUIEM (DESCANSO).

Yo pienso, que la muerte no es la destrucción de la persona (en lo que tiene de espiritual), se desprende si de su ropaje corporal, pero pasa a otro nivel donde descansa y hace misiones diversas en favor de la humanidad. El alma humana (llamemos así, a ese principio vital, eterno), fuera ya de la envoltura del cuerpo, descansa y esta ahí como la cadena que une las dos orillas la vida y la muerte.

Los muertos queridos, valga la paradoja, tienen vida dentro de nosotros, cuando los recordamos, tienen la vitalidad de su existencia que nos inundan con su recuerdo y ejemplo. Viven en nosotros y nos ayudan con el ejemplo que nos dejaron, dándonos fuerza para seguir hasta conseguir encontrarlos en otra dimensión, queremos descansar con ellos, tenemos o debemos tener Fe.

Cuando la pena nos alcanza

por un hermano perdido,

cuando el adiós dolorido

busca en la Fe su esperanza.