Moscatel de Alejandría
Es la inconfundible cepa
del Mediterráneo cuyo
aroma de almizcle recuerda al de las pasas. En España se cultivan 22.000 ha
para vino y 18.000 ha para uva de mesa, siendo uno de los países donde esta cepa es más abundante, sobre todo en Valencia, Alicante (con los magníficos de
La Marina), Canarias y Málaga.
A
finales del siglo XVIII fue la época de apogeo del sabor de Málaga; hoy ha entrado en franca decadencia a pesar de ser la única D.O
española que sigue representando los
vinos dulces. Se atisban algunos movimientos tendentes a mejorar esa
decaída posición.
La
baya muy grande de color amarillo pajizo define el gusto amoscatelado, tiene un
rendimiento de 1,4 a 2 kg /cepa con una madurez y brotación tardia.
Los moscateles actuales
son, en realidad, mistelas procedentes de esta variedad. La personalidad del vino malagueño viene determinada por el arrope (mosto concentrado o deshidratado
que carameliza el vino dándole un color oscuro y un sabor pastoso y dulce). Aun
así todavía se conservan a pie de viña las
paseras orientadas e inclinadas al sol y
toda una liturgia que no desaparece por
que afortunadamente sigue en manos de los cosecheros minifundistas.
En Valencia, las mejores mistelas nacen en el
triángulo que forman Godelleta, Cheste y
Turis. Es una de las variedades más tradicionales de la región y llegó a
ocupar 50.000 ha a finales del siglo XIX, cuando servía para elaborar las pasas de lejía de La Marina, el
Marquesat de Denia, el Safor y la Vall d´Albaida.
Dice
Hugh Johnson que los genoveses
habían llevado La Moscatel de Levante a Portugal para alumbrar el vino
de Setúbal, uno de los más famosos del país: fermenta añadiéndole alcohol
neutro a la uva, y se le somete después a una larga maceración para extraer el
máximo de aroma y color.
Parecidos
son los moscateles franceses del
Languedoc-Rosellón. “El Rivesaltes” llegó a estar considerado como el mejor
licoroso de Francia por su finura y perfume.
l
Comentarios
Publicar un comentario