Letrilla (final)
Que el
que escribe sus razones
algo
de razón se aleje
y que
escribiendo se deje
la
verdad entre renglones;
que
por un par de doblones
canonice
al delincuente
¡
malhaya quien lo consiente!
Que al
escribano en las salas
quiera
encubrirnos su tiña,
siendo
ave de rapiña,
con
las plumas de sus alas;
que
echen sus cañones balas
a la
bolsa del potente,
¡
malhaya quien lo consiente !
Que de
rico tenga fama
el
médico desdichado,
y
piense que no le ha dado
más su
mujer en la cama,
curando
de amor la llama,
que no
en la cama el doliente,
¡malhaya
quien lo consiente!
Y que
la viuda enlutada
Les
jure a todos por cierto
Que de
miedo de su muerto
Siempre
duerme acompañada;
Que de
noche esté abrazada,
Por esto,
de algún valiente,
¡ malhaya
quien lo consiente!
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