Quevedo y el amor eterno
Este soneto sobre la perduración
de amor más allá de la muerte esta considerado como uno de los mejores poemas
de su autor. En la tradición petrarquista, el poeta dedicaba a la amada poemas in-morte.
Quevedo, invierte la perspectiva: aquí el poeta amante quien se imagina ya
muerto y declara que su amor por Lisi será eterno, siguiendo el ejemplo de
Garcilaso.
En su conjunto, el poema se nutre
de imágenes y motivos provenientes del mundo antiguo y, en particular de los
elegiacos latinos; así, es posible que haya que leer el terceto final en
conjunción con la practica pagana de la cremación del cadáver.
Amor constante más allá de la muerte
Cerrar
podrá mis ojos la postrera
sombra
que me llevare el blanco día
y
podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas
no, de esotra parte en la ribera,
dejará
la memoria, en donde ardía:
nadar
sabe mi llama la agua fría,
y
perder el respeto a ley severa.
Alma a
quien todo un dios prisión ha sido
venas
de humor a tanto fuego han dado,
medulas
que han gloriosamente ardido,
su
cuerpo dejara, no su cuidado;
serán
ceniza, más tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
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