Los quejicas

 


Pensemos en un establo donde hay animales, fijémonos en un mulo que está devorando tranquilamente el pienso que le acaban de dar, sin fijarse en más. En ese momento, por un ventanuco entran cuatro moscardones, que como es lógico van a picar al animal que plácidamente come su paja. Este se da cuenta y trata de defenderse de los intrusos, dando coces al aire que los invasores evitan sin problemas, volviendo a atacar al infeliz mulo, que se revuelve y enloquece con la presencia de los no deseados visitantes. Parecida conducta guarda los humanos, ante la presencia en su vida, de esos personajes siempre descontentos con todo y con todos a los que se tilda de “quejicas”.


Son personas que se quejan o protestan con frecuencia, especialmente si lo hace por costumbre o sin una causa importante. Podemos encontrar personajes de este estilo, tanto hombres como mujeres. Son personas que tienen una estima muy baja (complejo de inferioridad manifiesto). En el grupo donde aparecen provocan numerosísimos problemas (causa belli), porque se creen que todo lo que sucede, es para molestarlos o menospreciarlos, en detrimento a lo que deberían ser o poseer por su personalidad y trabajos constantes.


Todo lo que les pasa es una injusticia y un no tener en cuenta su valía y saberes y si en cambio se la reconocen a otros, que valen menos. Igualmente, esto se da en grupos familiares, donde suele ir acompañado del aditivo de la envidia, lo que hace que puedan surgir roces cuando los padres intentan contentar a los miembros de la familia “quejicas”, en detrimento de los que no lo son.


Esa forma de quejarse de todo y por todo, es una añagaza muy típica de personajes egocéntricos (tienen que ser el centro de todo acontecimiento), que, para mantener esa deseada posición dominante, son capaces de cualquier cosa.

Esa posición eternamente “quejicosa”, también puede usarse como defensa contra inoportunas peticiones que no se quieren atender de ninguna manera (peticiones de dinero, ejercer influencias, recomendaciones…). De todas formas, la personalidad “quejica” en muchos casos, es considerada tóxica para relacionarse con los demás porque el aburrimiento y hastío que producen al tratarlos es mayúsculo.


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