El cumpleaños, un aquelarre
El cumplir un año más de vida, ha sido motivo de fiesta en casi todas las culturas conocidas. El haber vivido otros trescientos sesenta y cinco días, el interesado, familia y amigos, lo celebran y ¿cómo lo celebran, en España? Normalmente con la ingestión de grandes cantidades de comida y bebida, en honor del que tiene un añito más, por parte de los invitados al evento celebratorio (fiesta española).
Las
fiestas de cumpleaños, son generalmente de dos tipos: las dedicadas a niños recién nacidos a preadolescentes, que son las
más bonitas, porque en ellas prevalece la alegría, la inocencia y las ganas que
tienen los niños de abrirse los demás para jugar, jugar y jugar sin descanso
con el acicate añadido, de los regalos que le llevan los invitados a su fiesta (familiares,
amigos y compañeros de colegio), porque es su fiesta, cumple un año más y eso
es importante intentando agradarle.
Hace
pocos días, celebré mi cumpleaños, lo que me hizo poner mis sensaciones actuales al día, sobre el tema.
Además tengo una experiencia, sobre el asunto (cumplir años) digamos grande, he
cumplido mi LXXIX aniversario y este da conocimiento, se me supone por lo menos.
La
gente que va al cumpleaños de un mayor, mayor, va sobre todo con la idea
generalizada de ver como el susodicho cumpleañero de generación, está fatal de
presencia física y salud, los años pasan.
Y que en cambio ellos están muy bien. Eso sí, las palabras TE ENCUENTRO
COMO SIEMPRE. PARECE QUE HAS HECHO UN PACTO CON EL DIABLO...suenan por los
salones, como una mentira piadosa, que se dicen unos a otros
conmiserativamente, reiterativamente...
Llega la hora del convite y comienzan otros tipos de explicaciones que ponen de manifiesto que el tiempo pasa para todos exactamente igual. “LOS EMBUTIDOS ME SIENTAN FATAL AL HIGADO...”TENGO LA TENSIÓN POR LAS NUBES...”, “LA ARTRITIS ESTA REGAÑADA CON EL MARISCO...”TEMPUS FUGIT” para que seguir, es inexorable a pesar de los pesares. Aunque, a pesar de los médicos, lo prohibido para la mayoría de los asistentes, desaparece como por ensalmo de las bandejas y así sigue discurriendo el evento, que se repetirá el próximo año con las bajas correspondientes al paso de otro año, donde volveremos a pensar que “ANTE EL PESAR DE LLEGAR, ESTA EL PLACER DE HABER LLEGADO.” En una palabra, estas fiestas en muchas ocasiones, se convierten en AQUELARRES AUTENTICOS.
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