Un último soneto, por ahora, de una poetisa maravillosa

Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, México 1651-1695, profesó en la Orden de San Jerónimo donde adopto el nombre  de Sor Juana Inés de la Cruz con el que ha pasado a la inmortalidad. Sus versos son como un milagro visible y repetidor. Pues basta declamarlos para ver brotar una fuente de sabiduría, moral y dulzura. Uno de los principales personajes literarios del XVII.

Fabio, en el ser de todos adoradas
son todas las beldades ambiciosas
porque tienen las aras por ociosas
si no las ven de victimas colmadas,

Y así, si de uno solo son amadas,
viven de la fortuna querellosas;
porque piensan que más que ser hermosas
constituyen deidad al ser rogadas.

Más yo soy en aquesto tan medida,
que en viendo a muchos mi atención zozobra
y solo quiero ser correspondida.

de aquel que de mi amor réditos  cobra;
porque es la sal del gusto al ser querido,
que daña lo que falta y lo que sobra






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