Apóstrofe

Es una figura que durante muchos siglos de historia literaria ha tenido cultivadores. Consiste en lo siguiente: el escritor simula dirigir la palabra a ser inanimados, los cuales, naturalmente, no responden. Y en los casos en que estos seres inanimados han respondido, los poetas se han llevado un susto de garabatillo. Pero ya digo que esto no suele suceder con frecuencia, porque los seres inanimados no hablan, por eso son inanimados.









¡Salve, lago profundo, en cuyo seno,
desde tus hondas heces
que enturbian tu cristal manso y sereno,
cual limo viscoso, crías peces,
y si te da la gana
crías otras especies ahí abajo:
ora la verde y cantarina rana,
ora el repugnantillo renacuajo!
¡Dime, lago silente
porque te has removido de repente...!


M.J Quintana

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