Viaje de invierno

 

Parodiando un poco el título de la famosa obra musical de Schubert, acabo de realizar, mi “Viaje del pasado año” que tiene que ser siempre a tierras grancanarias donde el color, la luz, el mar y la simpatía de sus gentes forman un conjunto difícil de olvidar junto con la melodía de su acento característico, que lo inunda todo forman como una atracción a la que es difícil sustraerse y no aficionarse para siempre.


De lo primero que te das cuenta al llegar a la isla, es  vinos  inodel palo económico que ha supuesto para la economía isleña, el parón turístico tanto nacional como foráneo (en fechas otros años de altísima ocupación), por las causas sanitarias de todos conocidas. Hay que esperar un pronto cambio de las circunstancias causantes de este grave problema que, junto con el buen hacer de la gente canaria, produzca una reanudación masiva de los viajes al archipiélago, con su consiguiente beneficiosa repercusión en los negocios isleños.


En la famosísima Playa de las Canteras, ha destacar dos cosas: EL BELEN DE ARENA, que con arena de playa realizan una maravillosa recreación belenista de la Pascual, con figuras de grandes dimensiones obra de artistas locales y el restaurante MADRE DEL AMOR HERMOSO, que ofrece comida canaria (cocineros filipinos), con toques modernos francamente interesantes. Ha destacar dos vinos grancanarios, AGALA (tinto) ORO DE TIRAJANA (blanco), excepcionales, a pesar de que me aseguraron en un restaurante de AGAETE (segundo puerto en importancia comercial de la isla) y más concretamente el dueño, que no pidiera esos caldos que eran bastante malos, ya que no había vinos importantes en las islas, capaces de competir con los peninsulares, dando un ejemplo de analfabetismo vinícola supino impropio de un hostelero canario…que pena.


Estuvimos en TEJEDA (precioso pueblo, de los más bellos de España a la sombra del ROQUE NUBLO), comprando y degustando los deliciosos y típicos productos almendrados de la famosa DULCERIA NUBLO locura y placer para golosos y no golosos.

El Parador de la Cruz de Tejeda, moderno edificio con una ubicación impresionante presidiendo el paisaje de roques y valles que se divisa desde sus terrazas, tiene una cocina autóctona esplendida y una carta de vinos canarios espectacular. Tuvimos una gran comida de las que se recuerdan siempre.


 

Por último, hablare de un personaje original que nos encontramos. Un taxista analfabeto funcional total (ya no es no saber leer sino desconocer la grafía de los números), al llegar a destino le tuvimos que decir lo que  le debíamos, él no  entendía lo que decía el taxímetro…en fin, SIN  PALABRAS.

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