La comida y la nostalgia de la Patria

 

En los procesos de emigración, se ha visto que solo por detrás del anhelo de la propia lengua estaba la nostalgia de la comida casera. La comida en el país de acogida nunca estaba ni está a la altura de lo esperado y mucho menos en el Nuevo Mundo, donde los ingredientes esenciales de la dieta hispánica (trigo, vino, aceite e incluso la sal) fueron desconocidos durante bastante tiempo.



El contacto con algún afín a aquellos sabores y olores perdidos podía despertar un anhelo profundo del pasado. Un fraile español que viajaba por Belén en 1512 se encontró con algunos de los indios, que supuestamente, se habían marchado en la década de 1480 y estos le confesaron que añoraban Sevilla, “y las carnes y los platos que solían preparar allí”.



Los españoles de la Península contaban con una de las dietas más ricas de Europa, producto de la herencia culinaria de los musulmanes, los judíos y los cristianos, basada en la producción de los trigales, del norte de España, las zonas de pesca del Mediterráneo y el Atlántico, los olivares de Andalucía, los viñedos de Castilla y Cataluña y los arrozales y naranjales de Levante.



La comida mediterránea que conocían y conocen era lo primero que echaban de menos cuando estaban y están lejos de su tierra natal. Las diferencias eran y siguen siendo fundamentales para definir la identidad de los emigrantes españoles de antes y ahora.

Una generación tras otra, miles de españoles dejaron las orillas de su país natal y marcharon al exilio en busca de una vida mejor, pero en todos los casos su pensamiento regresaba a la comida de siempre que ya no tenían a su alcance. Su situación nunca fue tan extrema como la de Francisco Pizarro, que recorrió todo el Perú con los bolsillos llenos de granos de trigo, con la esperanza de sembrar las semillas y conseguir un pan como el de su casa española…



La comida era y es lo que más define la identidad cultural de los españoles en la emigración. La comida no es solo una cuestión de consumo regular para alimentarse, sino que desempeña múltiples roles en la vida social, política y cultural de los nuevos emigrantes, que los tienen como nexo de unión con sus lugares de nacimiento, tan lejanos  de sus nuevos asentamientos actuales.

EL PAN, VINO, JAMÓN, ETC, son España pese a quien pese.





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