Soneto que explica que la ausencia es mayor mal que los celos


 El ausente, el celoso, se provoca,








aquél con sentimiento, éste con ira;
presume éste la ofensa que no mira
y siente aquél la realidad que toca;

Éste templa tal vez su furia loca
cuando el discurso en su favor delira;
y sin intermisión aquél suspira,
pues nada a su dolor la fuerza apoca.

Éste aflige dudoso su paciencia
y aquél padece ciertos sus desvelos;
éste al dolor opone resistencia;

aquél sin ella, sufre desconsuelos;
y si es pena de daño, al fin, la ausencia,
luego es mayor tormento que los celos.

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