Todas las actividades humanas de cualquier orden, tienen un principio, una fase de desarrollo y un fin. El conocer exactamente, la duración de los distintos periodos es fundamental para que lleguen a buen puerto y cumplan su función. Vivimos en un mundo donde la evolución es constante, todos los acontecimientos se van sucediendo a gran velocidad y si nosotros, no encontramos un medio, para también avanzar a la par, nos veremos desplazados y perderemos puestos en el ranking vital. Para seguir esta especie de carrera, deberemos conocer en todo momento: que queremos, cual es nuestra meta, con qué posibilidades contamos para llegar al final. Si no contamos con las fuerzas y argumentos necesarios, para llegar al término, mejor es retirarse antes de que las propias circunstancias, te retiren de forma abrupta. Cuando vemos que no vamos a poder conseguir lo que pretendemos, porque las circunstancias que nos rodean, lo van a impedir, salgamos por la puerta principal y no por la traser...
Por mi ya provecta edad, he tenido que ir a numerosos médicos que me han recetado miles de pruebas, haces todo esto ya como un acto mecánico, sin demasiada ilusión en el resultado final, que como todos sabemos es la desaparición. No obstante en todo espíritu hay la idea de trascender, de poder pasar esa frontera de nuestro ciclo vital que es la muerte, ir más alla, es difícil, muy difícil, aunque a veces, se te presentan pequeñas puertecillas que te hacen presentir que esto no es tan imposible como parecía. Recientemente por prescripción facultativa he asistido a una consulta de Genética, en cierto centro sanitario madrileño, he ahí toda la parafernalia hospitalaria en todo su esplendor. Pasillos limpisimos, enfermos también limpisimos, sentados en incómodos asientos a lo largo de una pared también limpisima, como penitentes esperando pacientemente para que se les permitiera la entrada en el "Templo de la Ciencia", esperando que los sacerdotes vestidos de blanco ...
Quevedo, poeta amoroso D. Francisco de Quevedo y Villegas, es una de las luminarias más esplendentes, de las que forman la constelación literaria española del siglo XVI. Es miembro y se le estudia como perteciente al SIGLO DE ORO de las letras hispánicas, periodo egregio de la literatura en español. Me he ocupado de él, publicando numerosos ejemplos de su poesía amorosa, verdadero introductor de la misma en España. Hoy público un soneto, verdadero enlace entre la poesía del XVI y el figurativismo abstracto del XXI. Retrato de Lisi que traía en una sortija En breve cárcel traigo aprisionado, con toda su familia de oro ardiente, el cerco de la luz resplandeciente, y grande imperio del Amor cerrado. Traigo el campo que pacen estrellado las fieras altas de la piel luciente; a escondidas del cielo y del Oriente, día de luz y parto mejorado. Traigo todas las Indias en mi mano, perlas que, en un diamante, por rubíes, pronuncian con desdén ...
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